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Te deseo un año interdisciplinar

Dreams (The Cranberries)

Desde que trabajo con personas que provienen de disciplinas y recorridos profesionales diferentes, con aficiones y hobbies muy variados, de distintos países y edades, convivo con la “interdisciplinariedad”.

El concepto de interdisciplinariedad no es unívoco, el Prof. Marcel Burstyn afirma que tiene hasta 20 acepciones. La interdisciplinariedad es la integración del conocimiento de diferentes disciplinas, que históricamente (léase, en la universidad) se han separado: tienen su propio campo de conocimiento, método, facultades o escuelas, etc.

Ahora bien, los problemas complejos, como la crisis climática, no pueden ser abordados por una sólo disciplina, porque como dijo el mismo Burstyn en una conferencia “los problemas no son disciplinares, sino indisciplinados”. Y para abordarlos es necesaria la conformación y coordinación de equipos de profesionales de diversas disciplinas unidos alrededor de un mismo problema, él los llama multidisciplinares (aquí usaré ambos conceptos indistintamente).

Photo by Victor Garcia on Unsplash

En un equipo de este tipo tengo la suerte de trabajar, rodeada de personas de las cuales aprendo todo el tiempo y que me obligan a re-enfocar la mirada constantemente. De la arquitectura integro la capacidad transformadora de los espacios públicos, me entero de que existe el concepto de mobiliario urbano, que existen “fracturas” en la ciudad y me da nuevos ojos para atravesar el paisaje cotidiano, y por ello, a veces, invisible. De la ingeniería, se me mete en la cabeza la importancia de la estructura organizativa como soporte para la evolución y la creatividad como ingrediente esencial. De las ciencias políticas y las relaciones internacionales bebo la revolución y la crítica, me obligan a no olvidar las relaciones humanas y que la paciencia es la madre de la diplomacia. De la comunicación y “aledaños” se me fija la constancia por el detalle, la atención a los mensajes, el cuidado del color, el ritmo de las palabras y la frase que abre la audiencia como una llave.

Esta diversidad no está exenta de dificultades, por ejemplo, no compartir el mismo marco conceptual conlleva muchos malentendidos y obliga a esforzarse para enmarcar el discurso todo el tiempo. La misma palabra en la cabeza de cada uno tiene un significado diferente, disciplinariamente hablando. Un clásico es la palabra “ciudadanía” que para algunas es un conjunto de personas que vive en una ciudad, para otras son las personas que poseen determinados derechos y obligaciones en un territorio, excluyendo a otros colectivos que nos los poseen. Esta delicada diferencia, puede provocar una discusión acalorada, y terminar en una nueva definición ad hoc, aún antes de entrar en materia.

Las personas que conforman este tipo de equipos, y más allá de lo que sus disciplinas puedan aportar, poseen además “competencias interdisciplinares” que incluyen, entre otras, el reconocimiento de la diversidad como un valor positivo y la importancia de su integración, habilidades de comunicación para transmitir y comprender diversos puntos de vista, capacidad de reflexión profunda y re-enmarcado constante de las acciones que se llevan a cabo.

Un equipo así exige paciencia, curiosidad, trabajo en abierto, asumir responsabilidades para resolver cuestiones más allá del seniority, tu experiencia, tu edad, tus tareas, tu todo…. Implica estar dispuesto/a a hacer la milla extra para que las cosas funcionen, ser generosos/as hasta “la estupidez” y, muy importante, saber tanto de catar vinos como de indexación de artículos científicos.

¿Has tenido alguna vez una experiencia así? ¿Cuáles crees que son los mayores desafíos de facilitar equipos interdisciplinares?

Nos escuchamos…

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